No soy experto en educación porque cada día es nuevo en mi aula, cada día me junto con un grupo de niños y, uno a uno, intento que su estancia esté cargada de todas las emociones de las que se puedan nutrir, la rabia, el miedo, la compasión, la tristeza, la ira, empatía, el entusiasmo... Dieciocho personas juntas, trabajando, hablando, debatiendo, investigando, creando, me hacen experto en nada porque cada día mis niños tiran el manual de experto en educación a la basura para reescribirlo y crear EL MANUAL DEL PERFECTO EXPERTO POR UN DÍA. (Y BÚSCATE LA VIDA)
Me siento orgulloso de mi inexperiencia tras diecinueve años de maestrico.
Gracias pequeños por enseñarme cada día.
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