¿Qué hemos hecho desde la escuela para que este tipo de individuos lleven al extremo su crueldad?
Una vez más se demuestra que, desde el ámbito educativo, trabajar el campo emocional es más que necesario. Valores empáticos y democráticos, son imprescindibles en el cuadro de contenidos transversales de la educación. Establecer un argumentativo de uno u otro tipo, reforzar estrategias de aprendizaje, desarrollar emociones, ayudan a construir seres humanos críticos, con pensamiento divergente, capaces de cambiar el mundo desobedeciendo, dentro de un orden establecido que, por lógica, inocula el respeto por pensamientos diferentes al propio.
El trabajo de las emociones genera seres democráticos que aceptan la diversidad y no imponen sus ideas.
Apostemos por una educación libre y desobediente con aquellos ámbitos que propician una inteligencia estrecha y desestima la capacidad de pensamiento de las personas.